lunes, 14 de febrero de 2011

XXV Premios Goya 2: Al pan pan, y al Bardem, vino

Bueno, ya está. Los 9 goyas de los 14 posibles, situaron a Pa negre como ganadora de la noche. Era el titular más buscado. El cineasta maldito se reconcilia con la Academia. O, mejor dicho, la Academia se reconcilia con el director maldito. "Después de años de ser un bicho raro, siento que me hago un hueco en el cine y me gusta", dijo el propio Agustí Villaronga al recoger un Goya.

No se engañe, Agustí. Tenía todas las papeletas para salir tan bien como salió. Hay años que a la Academia -sobre todo con un enemigo oficial como De la Iglesia- le da por hacer buenas acciones. Lo suyo no es nuevo, tiene a Jaime Rosales y la La Soledad -zzzzzz- como precedente directo.

Villaronga tenía todos los ingredientes para que se hiciera realidad eso de la discriminación positiva: película en lengua catalana, posguerra al canto, director maldito, dos niños en el reparto... ¡Y lo bien que quedaría premiar a este film para, de paso, reconciliarnos con Cataluña! Qué políticamente correctos somos todos, oye. Reafirmémonos, como ya dije en otro post, en la idea de que España sólo vende Almódovar, dramones de tinte social y las historias con moraleja histórico-política con opción a ingrediente guerracivilista. Si me apuran, Pa negre reunía incluso las dos últimas. ¡Milagro! Háganse los Goyas.

Yo sigo dudando de esta película. De interpretaciones que no acaban de convencerme, de un guión contado a borbotones, de un doblaje pésimo... Sólo quiero agradecerle a Marina Comas que le arrebatara el goya a Carolina Bang. Gracias. Por cierto, que si Villaronga no se ha enterado aún. El Consell de Mallorca ya anda subrayando con fosforito el 'Mallorca' de su DNI. Como con Daniel Monzón. Después de no poner un duro para sus películas y de que se nos convierta en otro cineasta tránsfuga, recordamos que no, que es nuestro. Me pone enferma.

La que pareció no sucumbir a lo políticamente correcto fue Contracorriente, la película peruana. Mi querido Matías Bize le arrebató el Goya a la mejor película latinoamericana con La vida de los peces. La gala prometía también su encuentro con Julio Médem después de que éste adaptara en versión española, lésbica, situada en Roma y música de Russian Red, su En la cama y no le citara ni en los créditos. Pero del vasco no hubo ni rastro. Se dedicó a mandar a sus musas como representantes. Ambas se volvieron a casa de vacío.

Confabulados en negarle a Balada triste de trompeta que otro cine es posible -y después de que Pa negre le arrebatara a Tres metros sobre el cielo el mejor guión adaptado-, sólo Bon appétit y David Pinillos como mejor director novel desviaron mínimamente la línea de "vamos a premiar esto y punto". Sí, esa "película de amigos que se besan" tiene pinta de ser una ñoñada como pocas. Pero ojo, Tres metros sobre el cielo recaudó más que Balada, Pa negre y También la lluvia juntas. Bienvenidos sean los adolescentes al cine español. Mario Casas servirá de algo.

Y, si alguien protagonizó la gala hasta deslumbrar a Villaronga fue Javier Bardem. La tríada Almodóvar-Bardem-Cruz quiso honrarnos de nuevo con su presencia mandando al padre de familia. Qué cara de tontos se nos pone cada vez que llegan. Qué complejo de paleto tan grande. Qué panda de malpensados quienes digan que, ante la gran posibilidad de que Bardem se comiera los mocos en los Bafta gracias a El discurso del rey, era mejor recoger su Goya más seguro que el personaje del galardón y no quedar como que había preferido irse de vacío que venir a su país. ¡Qué tontorrones nos ponemos mientras le dicen "enhorabuena por todo" mientras todos sabemos lo que ese TODO engloba! Ainss, qué pereza. Papelazo en Biutiful, sí. Pero cansancio de estrellitas de Nestlé. Lástima que nos quedamos sin conocer el nombre de la criaturita. Apuesto por PEDROOOOOOOOO.

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