miércoles, 25 de mayo de 2011

El foro de Osborne

Antes de que el toro de Osborne se convirtiera en el foro público de la Isla, el morlaco negro de la carretera de Manacor era poco más que un tema recurrente en las páginas de Tolo Payeras. Cada cierto tiempo, las asociaciones de aficionados de "la Fiesta", los Polillas, guardiaciviles  y algún que otro político del PP se reunían para borrar del azabache animal pintadas como "asesinos" o "no más muerte". Paradójicamente, y pese a lo lucido de las fotos ante un toro de nuevo enlutado, la virulencia del movimiento antitaurino desvió la atención hacia las manifestaciones frente a las plazas.

Hace unos meses, el toro se transformó en ágora pública a través del graffiti. El primer atentado pictórico -cuya autoría sigue sin haber sido reivindicada- lo pintó de izquierda a derecha con la bandera gay. La imagen copaba los medios a nivel nacional. Polillas, taurinos y guarda civiles cerraban diarios y apagaban televisores enfurecidos.

Para ellos hacía tiempo que el morlaco hacía dejado de ser el último superviviente mallorquínn de Osborne -el de Santa Maria fue derribado hace años- para enarbolarlo como icono de su afición. Cuando volvieron a reunirse para pintarlo, hicieron gala de un surtido de despropósitos dignos del mayor catetismo. De un extremismo caduco y maloliente contra el que ellos mismos -vía Vargas Llosa o Pere Gimferrer- juegan a desmentir. "Nos lo pintaron de marica y le quitaron los huevos. ¿Desde cuándo un toro bravo no tiene huevos?", exclamaba el presidente de la Federación Taurina de Mallorca, Antonio Gutiérrez.

Tras un breve intento de convertirlo en hippie y las denuncias del dueño de la finca donde pasta el morlaco -temiendo también la declaración BIC de la escultura-, su cuerpo se convirtió el pasado domingo en pizarra de la paradoja. Sus rayas eran esta vez las blanquinegras de un traje de presidiario sobre el que se había escrito J. Matas. Más o menos al mismo tiempo Baleares se echaba a las urnas para otorgar mayoría absoluta y completa al PP. Un barrido que va de Cort al Govern pasando por los consells insulares salvo el de Formentera. Un día después, su cuerpo luce blanco plagado de gaviotas y con el lema Antich, pa casa. El tsunami popular del 22-M al que se había resistido el astado, acabo por doblegarle.

A la espera de que el movimiento 15-M y los indignados también hagan suyo el toro por un día, se suceden las reflexiones ante la debacle electoral. Bauzá, Isern y Salom siguen, inmortalizados en la memoria, sonriendo mientras posan en un balcón. En Baleares la victoria del PP se achaca al castigo a los partidos bisagra y los escándalos de UM -Aina Calvo ha sido la única en reconocer que algo habrán hecho mal los que hasta ahora gobernaban-. Algo habrá, quizá, de la limpieza de imputados que Bauzá hizo en las listas. En Andalucía llega la conversión, lo nunca visto. Mientras, en la comunidad valenciana se repite lo incomprensible. Dicen en Facebook que si los valencianos fueran judíos, votarían a los nazis.
Instalados en el stand by postelectoral, asistimos a la agonía de lo hasta ahora establecido mientras surgen las dudas y los topicazos sobre una derecha capaz, en broma, de privatizar el Castillo de Bellver. En el periodismo se suceden las ruedas de prensa plagadas de mensajes que anhelan la continuidad de sus programas. ¿Cómo será ahora la programación del Teatre Principal? ¿Volverá el castellano a los premios literarios de las instituciones? ¿Quién inaugurará La Lonja? ¿Quién será el cabeza de cartel de la próxima Revetla? ¿Hacia dónde irá ahora el Archivo del Reino?

1 comentario:

  1. Más allá de toda reinvidicación política me quedo con el toro "filogay". De hecho sería genial que pintasen muchos más. Que se pase el luto, alegría de todos los colores!

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