viernes, 27 de mayo de 2011

Estrella Damm 2011: sí... pero no

¿Os acordáis de lo que sentísteis la primera vez que oísteis aquello de 'Hola Aitana. Me llamo Josep Mascaró y tengo 102 años..."? Pues eso que consiguió la agencia McCann Erickson para Coca-Cola es justo lo que no han logrado ni Miss Wasabi Films ni Isabel Coixet para Estrella Damm.  Es cierto, lo apuntaba desde este mismo blog hace sólo unas semanas. El listón del Mediterráneamente de la cervecera estaba muy alto y los espectadores acudirían a cada nueva edición con la extraña sensación de asistir a una reversión o adaptación mala de lo ya visto. Con la de 2011 se han cumplido los malos augurios. Mientras la tele repite el 30 de mayo como estreno, internet se convierte en la mejor campaña viral de premiere.

Seamos sinceros. Queramos o no -y por mucho que Mi vida sin mí mejore en un segundo visionado-, el apellido Coixet supone un sello propio. El papel de la cineasta era saber equilibrarlo con un mensaje que Estrella Damm, después de dos anuncios, tenía más que claro. Y los ingredientes, a priori, están. Tenemos playa, chicos guapos, chicas guapas -dicen que no tanto como las del año pasado-, verano, risas, bromas, fiestas, música... Pero algo falla cuando en los mismos tres minutos de años anteriores, desconectamos un par de veces y perdemos el hilo de una historia de amor que tiene más de cortometraje que de anuncio.

En la primera toma de contacto todos coinciden: el gran problema del spot es la canción. Herman Düne, un músico francés de folk rock, y su I wish that I could see you soon se han convertido en la nueva banda sonora. Una canción plana y demasiado lenta para lo que estábamos acostumbrados. Si la historia pasa sin pena ni gloria, desde luego el tema no consigue arreglarlo. En la red ya escriben, incluso, que la canción sin anuncio gana bastante.

El otro gran defecto del spot es la publicidad paralela. El efecto fue inocente allí por 2009 con Formentera. Estrella Damm quería anunciar su cerveza y de rebote consiguió mantener la ocupación turística en la isla aquel verano. Tras dejar Baleares, la cosa se vuelve más evidente. Nos encontramos en un Empordà que tampoco mejora lo que ya cantó Sopa de Cabra. Y, sobre todo, con el restaurante El Bulli como coprotagonista absurdo. Ferran Adrià no pinta absolutamente nada en un anuncio que podría reutilizarse para fomentar los estudios de FP. ¿Había que meterle como fuera ahora que amenaza con echar el cierre para reinventarse si no deconstruirse? La nevera llena de Estrella Damm es surrealista ahí en medio.

Con el curso de cocina de por medio, el spot pasa a engrosar la lista de los hedonismos de moralina que tanto gustan al cine. No podíamos tener una historia de cachondeo y fiesta veraniega sin más. Tenía que ser en el transcurso de unas prácticas profesionales. Que con los datos del paro que tenemos, no está el horno para bollos. Y por último, y hablando de cosas accesorias, ¿alguien puede explicar qué pinta Elena Anaya en medio de todo eso? Almodóvar, experto en cagarla así, les debería haber advertido que los cameos pueden jugar muy malas pasadas. De repente uno deja de pensar en el anunciante para obsesionarse con "¿pero Elena Anaya por qué?".

Así que, destripado y spoilerado el anuncio, demos paso al vídeo. Quedan algo menos de 365 para que la historia, si Estrella Damm quiere, vuelva a empezar. Por ahora, internet ya vuelve a pedir a Mallorca para el Mediterráneamente 2012.



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1 comentario:

  1. Maldición, me he puesto el pastel de estrella sin gracia de este año y me he despertado una hora más tarde. No es por mal meter, pero un alumno de Comunicación Audivisual de tercer curso podría haberlo hecho igual, aunque me apunto la broma de la estatua.

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