jueves, 18 de agosto de 2011

Bigas Luna, el emergente cineasta porno

A Bigas Luna hay muchas cosas que uno no puede perdonarle. La primera, hacer de su filmografía una perfecta campaña contra el cine español y a favor de un eterno género celtibérico que despliega cinta tras cinta sin miramientos ni dudas. La segunda, una adaptación cinematográfica de Son de mar por la que Manuel Vicent aún debe de estar llorando en la costa valenciana. Y la tercera, una campaña de anuncios de KH7 que ha venido a confirmar lo que ya sabíamos. Que Bigas Luna es un cineasta al que le falta valor para saltar al porno.

Sí, amigos. El rumor y la letra pequeña del anuncio eran ciertos. Bigas Luna está detrás de los anuncios del desengrasante. "¿Puede una campaña publicitaria arruinar una carrera?", se pregunta Manuel Piñón en Cinemanía. No. De hecho, la que peor parada surge de esta unión es la propia marca. Acostumbrados al erotismo del barcelonés, tan sutil como la verga de Rocco Siffredi, sólo podíamos esperar un 'más de lo mismo' en su salto a la publicidad. Y a la vista está.

Recurramos al DRAE. Erótico: perteneciente o relativo al amor sensual. Que excita el apetito sexual. Pornográfico: perteneciente o relativo a la pornografía. Se dice del autor de obras obscenas. La lista de ejemplos podría ir de Caniche a Huevos de oro pasando por Bámbola. Teta, culo -algún que otro pene- y sexo salvaje son los pilares de la carrera de este cineasta que antes fue interiorista -no busquen analogías- y diseñador industrial. En sus manos, la magia de Son de mar quedó reducida a un cuento de pechos y orgasmos en urbanizaciones de lujo. Y sus films sirven de claro ejemplo para aquellos que hablan de las "españoladas" y el "sexo gratuito". Como dicen de ciertas páginas calenturientas de la prensa local mallorquina, a éste le faltan narices para convertirse en la página 3 de The Sun.

Al llamado descubridor de Ariadna Gil -pues ya ves tú que favor-, Javier Bardem, Penélope Cruz o Jordi Mollà podríamos concederle el beneficio de la duda si sus dos últimos títulos no hablaran por si solos: Yo soy La Juani y Didi Hollywood. Las nuevas hornadas, Elsa Pataky no pasará de novata a este ritmo, parecen estar menos dispuestas a mostrar las carnes en público. Así que Bigas Luna ha sustituido su porno velado por un acercamiento al público choni. "Algunos [las] entendimos como un esfuerzo frustrado por hacer cine conectado con los intereses más populares, [...] para el público de Sálvame", lo describe Piñón. Mientras amenaza con un nuevo film en el que repite Pataky y el rodaje en 3D de Segundo origen, el cineasta parece haberse dado a la agricultura ecológica, aunque sólo sea porque le recuerda a eso de llevar al huerto.

Y, de repente, nos sorprende con su nombre firmando un anuncio publicitario tan zafio como su estilo habitual. Tres escenas caseras en las que un aquí te pillo aquí te mato se interrumpe por la suciedad del entorno, véase cocina, zapatillas o platos. Tal vez, y sólo tal vez, si la campaña se hubiera quedado en el anuncio genérico, podríamos haberlo entendido como un intento de reírse de sí mismo y de los tópicos propios y generales. Pero después llegó el absurdo del lavavajillas y ya, para rematar, el de la vitrocerámica donde a parte de hacerme dudar sobre el horario infantil, la espumita del desengrasante parece tener claras connotaciones. "Decidimos que era una buena idea que la pareja se diera el beso y saliera un chorrito de KH7", añade el artista.

En su entrevista de presentación, Bigas Luna habla de una campaña "innovadora", de su "ironía" y del hecho de que sea el hombre el que aparece limpiando. Aquí Piñón se indigna del todo: "Si es una buena o mala idea, es subjetivo, pero lo que está claro es que no es demasiado sutil, ¿no? Tampoco el que una pareja deje de montárselo en la encimera porque está sucia resulte un giro excesivamente elaborado. ¿Cargar un lavavajillas a medias como parte de los preliminares de una noche de pasión? ¿De verdad esto es todo lo que daba de sí?"

La pena es que que, al final, el anuncio funciona. Tal vez uno no comprará más KH7 pero el spot andará por ahí, de boca en boca. De paso, quizá, haya alguno que haya descubierto al cineasta. Lo de descubrir su filmografía después puede ser algo peor.

Entrevista promocional



 

Los tres anuncios. Disfrútese con prudencia

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